MANIFIESTO I

El pasado enero de 2023 se hizo público lo que parece ser un amplio programa de espionaje policial en contra de colectivos libertarios, autónomos y feministas de la ciudad de Barcelona. Las muestras de rechazo no se hicieron esperar y, desde diversas posiciónes y de diferentes maneras, se condenó la persecusión política y el terrorismo de Estado flagrantes al que fuimos sometidas. A nivel jurídico, de calle, mediático, partidista, comunal, colectivo e individual han surgido respuestas. NEGATIVA, taller libertario de filosofía política de La Cinétika, punto cero de la infiltración, surge dentro de este marco de acontecimientos.

Desde NEGATIVA, el taller libertario de filosofía política de La Cinétika, no tenemos intención alguna de esconder nuestra filiación política, por el contrario, nos exponemos. No porque pretendamos operar desde el supuesto lugar “inmaterial” y por tanto “inofensivo” que se cree que es la teoría, sino porque nos asumimos como portadoras, productoras y propagadoras de una crítica que entendemos como elemento sine qua non para la construcción de una vida digna. Sin embargo, el enemigo — que históricamente nos ha designado como tal — buscará en nosotras el elemento “clandestino” y “criminal” para eliminarnos como ha venido haciendo a lo largo del tiempo y por todo el planeta. Y precisamente por eso es que ya no tenemos miedo. Porque pese al aplastante aparato represivo del Leviatán desplegado contra nosotras, nuestra tradición se ha mantenido viva. Porque hemos proliferado incluso más allá de las definiciones de “anarquismo” o “comunismo libertario” en sitios espacio-temporales impensables, incluso fuera de occidente y de la modernidad.

Sin embargo, aceptamos que el enemigo ha recrudecido sus tácticas de control y represión durante las últimas décadas y que, por ejemplo, lo que convirtió hace un siglo a esta ciudad en la Rosa de Fuego — la propaganda mediante los medios, en donde medio se entiende como pólvora — es hoy una práctica poco útil debido a las condiciones materiales actuales — es decir, sociales, económicas, legales, mediáticas, ideológicas, políticas, humanas — que hacen de este método uno altamente costoso a nuestra integridad personal.

Sin embargo, no nos replegamos y mucho menos condenamos a quienes siguen creyendo que hoy día este método puede ser funcional en determinadas ocasiones. Pero creemos firmemente que la parte que hace que mantengamos vivo el fuego de la rosa, es ahora mismo y ha sido siempre, la inmarcesible idea de un mundo en que ningún ser vivo sea explotado por el ser humano. Este taller es un seguir haciendo propaganda mediante los medios, pero esta vez el material de nuestras bombas no es la pólvora sino el logos. Esa potencia que a toda costa el enemigo ha pretendido arrebatarnos al designarnos subalternas y que nosotras constantemente nos reapropiamos y transformamos. Tal cualidad no es perseguible ni legalmente ni mediante métodos contrainsurgentes, pues prevalecerá en el tiempo, en lo que conforma nuestra esencia humana, más allá de nuestro cuerpo presente. Las subalternas, nosotras, también pensamos y nuestra historia, nuestro lenguaje y nuestra teoría, subsistirán.

Por eso, en aras de lograr nuestro objetivo, debemos tener siempre en cuenta que los resultados que dé este taller a nivel colectivo, comunitario e individual, no deben tomarse como definitivos, ni como guía esencial, sino como parte de un movimiento que pretende invitar a otras a moverse por donde crean conveniente y cómo les sea posible. Por tanto, las críticas siempre serán bienvenidas, se hagan dentro o fuera del taller, porque nuestra palabra no es dogma y queremos que siempre esté en construcción por medio de la praxis propia y de nuestras aliadas.

A lo largo del taller se expondrán autores y temas que generarán controversia. No se espere que proporcionemos un manual de los clásicos del anarquismo, pues si algo tenemos que aprender de la táctica de infiltración policial es que es necesario conocer al enemigo. Esto no implica construir un diálogo común y mucho menos directo, sino hacernos de una caja de herramientas fundamental para nosotras. Esto no es una simple técnica de combate — como se hace desde el aparato represivo del Estado — sino un reconocimiento de la esencia humana del otro, de su logos, de su saber y de su discurso pues todo ello no sólo habla de sí mismo, sino que nos devuelve con su mirada un reflejo de lo que somos nosotras mismas. Ese es el corazón de la dialéctica, aquel motor invisible que ponemos en marcha y que desde aquí lo hacemos de manera consciente, persiguiendo el horizonte de posibilidad que es la vida digna.

Ardiendo desde la Rosa de Fuego

NEGATIVA